¡Buenos días!
El lunes y el martes hablábamos de
dos mujeres que lucharon por abrirse paso en la Iglesia, siglos atrás;
pero
actualmente, hoy, en pleno siglo XXI también hay mujeres que son consideradas
subversivas
no sean quemadas en la hoguera, pues trabajan para que la
mujer tenga una labor más allá de limpiar
las iglesias y poner flores. Algunas
de ellas consideran que se debe lograr que las mujeres puedan acceder al
sacerdocio, para que se observe la igualdad entre hombres y mujeres en la
Iglesia, siempre que se
sientan vocacionadas para este servicio.
Nombres como los de: Pepa Torres, teóloga y religiosa. Marifé Ramos, doctora en Teología y
laica. “Pedimos voz y voto, corresponsabilidad,
espíritu crítico, diálogo, igualdad”. “No es lo mismo
ser servidoras que sirvientas”. Raquel Pérez, de la Comisión
episcopal y educación. “Mujeres y
laicos buscamos la corresponsabilidad en la
Iglesia”. “Somos muchas mujeres al servicio de la Iglesia,
pocas con
responsabilidades”. Teresa Gutiérrez, joven
estudiante católica. “Me he sentido
discriminada tanto por mujer como por
católica”. “A veces mi voz de mujer y joven no se escucha
como la de los
varones”. Son algunas de las que están intentando que se escuchen sus
voces.
Al Papa Francisco también lo hemos
escuchado cuando ha hablado de que “las
mujeres deben ocupar un lugar o espacio propio para ellas”. Y recientemente
ha inaugurado un camino aperturista. El pasado 7 de enero de 2025, Francisco
nombró a la religiosa Simona Brambilla,
de 59 años, como prefecta del Dicasterio
para la Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, un organismo
de la Santa Sede. Esto significa que por
primera vez, Brambilla, una mujer,
es la máxima autoridad de una institución religiosa que tiene como misión
supervisar las órdenes religiosas, tanto para hombres como para mujeres, y las
relaciones con sus fieles.

Todos pudimos observar que este fue un
primer paso de la Iglesia y confiamos en que aún queden
muchos más por dar y
otros tantos caminos por recorrer. Pidamos para que el ejemplo de las mujeres
fuertes de la Iglesia, desde María hasta nuestros días, sigan siendo nuestro
modelo a seguir en este
camino de la fe, y así todas las mujeres podamos hablar
y podamos ser escuchadas dentro de un clima de
silencio, oración y
discernimiento.
María Auxiliadora. Ruega por nosotros.