Buenos Días,
Desde pequeño y
gracias a su madre, san Juan Bosco aprendió que en el Cielo todos
tenemos una madre, María la madre del Señor, que nos ama, acompaña
y colabora con el Espíritu Santo para asemejar nuestro corazón al
de Cristo. María acompaña, sostiene, guía y anima a Don Bosco en
su labor. Además, nos ha sido como Madre y Maestra a todos aquellos
que se dicen discípulos de Jesús.
Don Bosco siempre
atribuyó a María un papel de animación y de apoyo en su labor. A
ella atribuye las “gracias” espirituales y materiales concedidas
a las personas, al Oratorio, a la Familia Salesiana y a tantos
jóvenes. Para él María es una ayuda en la lucha contra todo pecado
y por actuar conforme al Evangelio, en el servicio al prójimo y en
el cumplimiento de los deberes de cada día.
¿Sabías que ser santo
consiste en cumplir tus deberes de cada día con amor, es decir,
hacer lo que tienes que hacer procurando hacer el mayor bien posible
a todos? ¿Y sabías que tu valía consiste no en hacer todo
perfecto, sino en el cariño que pones en cumplir tus
responsabilidades?
Don Bosco, acudía a
María en todas las necesidades espirituales y materiales que se le
presentaban a cada momento y vio verdaderos milagros: ¿te animas a
hacer lo mismo?
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