Parece que hay un enfrentamiento entre estas dos fiestas. En una se celebra el mal y en otro la fiesta de la santidad, del bien. Eso parece en esencia, pero la mayoría de la gente celebra una moda anglosajona en la que lo que gusta es disfrazarse y hacer un poco el tonto haciendo el "monstruo". La mayoría de la gente se disfraza de cosas feas y "monstruosas" pero con ganas de broma y de pasarlo bien. Aunque se suele hablar de exaltación del mal, de adoración al demonio y cosas de esas, la tradición ha dejado la fiesta en el disfraz, las calabazas y las chucherías. Y la fiesta cultural al final acaba tapada por campañas de marketing de empresas que pretenden sacar beneficio económico.
Origen de la imagen. Periodista Digital
Al final disfrazarse de algo feo y monstruoso puede incluso que sea una burla hacia el mal. El disfrazarse de aquello que puede dar miedo es un propio reto a superar ese miedo. El enfrentarse a la oscuridad desde la burla puede ser, aunque sea de forma inconsciente, una forma de negarlo y no quererlo.Dice la carta San Pablo en su carta a los Efesios:
Busquen lo que agrada al Señor. No tomen parte en las obras de las tinieblas, donde no hay nada que cosechar; al contrario, denúncienlasAsí pues denunciemos lo oscuro, lo malvado, lo perverso...
Y además dice el evagelio según san Lucas:
Procura, pues, que la luz que hay dentro de ti no se vuelva oscuridad. Si toda tu persona se abre a la luz y no queda en ella ninguna parte oscura, llegará a ser radiante como bajo los destellos de la lámpara.
Aprovechemos Halloween para reírnos del mal, de lo malvado, de lo que nos da miedo. Neguemos el poder que puede tener la oscuridad sobre nosotros. Después celebremos la vida de los santos como ejemplo de vidas llenas de luz, que irradian amor sobre los demás desde el amor de Dios.
Piensa un momento en las cosas malas que crees que hay en tu vida, a tu alrededor.
Piensa también en como luchar contra ellas.
Para terminar rezamos esta oración de todos los santos.
Señor Jesús:
En nuestra vida tenemos el testimonio de
todos los santos.
También nosotros somos de los “que te buscan”
y queremos tener “manos inocentes y puro corazón”.
Deseamos vivir las Bienaventuranzas cada día
y hacer realidad en nosotros:
- la humildad y sencillez,
para adelantar el Reino;
- la firmeza y paciencia,
para transformar la tierra;
- la constancia y fortaleza,
para encontrar consuelo en ti;
- la fortaleza y solidaridad,
para compartirlo todo con los demás;
- la comprensión y la tolerancia,
para participar de su misericordia;
- la transparencia y sinceridad,
para verte y sentirte cerca;
- la concordia y la reconciliación,
para ser en verdad “los hijos de Dios”;
- el testimonio y la alegría,
para demostrar tu ayuda, aún en las dificultades...
Ayúdanos, Señor Jesús, a imitar a los Santos
“realizando nuestra santidad por la participación en la plenitud de tu amor”.
María Auxiliadora de la humanidad, ruega por nosotros
