Hoy, Jueves Santo,
Os queremos presentar una carta escrita por una alumna de segundo de bachillerato donde nos recuerda qué es esto del AMOR FRATERNO.
Curioso, ¿verdad? Cuando nos paramos a pensar, cuando somos conscientes de nuestra respiración, de los latidos de nuestro corazón, cuando no solo dejamos de correr, sino que abrimos nuestros ojos a la realidad, nos damos cuenta de lo que somos, de lo que realmente importa.
Pues sí, es curioso, seguro que la mitad (en la cual me incluyo) hemos necesitado de esta cuarentena, una excusa para ponernos a pensar y parar los pies. Ahora somos conscientes de lo que es importante en la vida, de que nos necesitamos unos a otros para poder trazar nuestro propio camino. Y sí, también le necesitamos a Él, pero no vale necesitarlo cuando más tememos, tenemos que confiar en Él SIEMPRE. Sentir que nuestro corazón late al compás del suyo, y solo entonces, podremos decir que “yo creo en ti”. Yo creo que si caemos en un pozo, siempre habrá una manera de salir a la superficie; poder hacer de cualquier mal , de cualquier sufrimiento, una oportunidad de crecimiento.
Es cuestión de sentir, de pensar para poder experimentar la fe dentro, para poder confiar nuestros mayores miedos a Dios, para podernos sentir a salvo. Y no, no necesitamos una cuarentena para dejar de ir ciegos por la vida, no necesitamos hacernos los fuertes para tapar los miedos. Todos sentimos el dolor. Todos sentimos una lucha entre lo que somos y lo que mostramos a los demás.
Yo quiero dedicar mi conclusión a lo que estamos viviendo día a día. La verdad es que no he necesitado esta situación para saber que quiero con locura a mis amigos y a mi familia, pero de alguna manera me ha hecho reflexionar sobre lo valioso que es un simple abrazo, al que no damos importancia, porque nos creemos que siempre los vamos a tener, y no es así. Esta reflexión, junto a los trabajos realizados, me ha transmitido esa esperanza, pues tengo más tiempo para pensar, para reír y llorar, y me he dado cuenta de que el ser humano necesita la esperanza para aferrarse a la vida, para respirar y sentirse a salvo.
Paz, es lo que se siente cuando nos sentimos a salvo, cuando recordamos buenos momentos y hacemos de ellos una caja con todo lo bueno; es la esperanza de saber que puede haber más momentos buenos y que hay que sentir satisfacción por haber vivido alguno de esos momentos.
Vivir, eso es, ¡VIVE!, y vive tu vida sin hacer imposible la vida del compañero, del amigo, del familiar: aporta lo que eres, y lo que sabes. No des amor si crees que tienes que ser correspondido con mayor cantidad. No te engañes, eso no es ser buena persona, es… es egoísmo. No dejes pasar la oportunidad de hacer feliz a los demás, eso también fortalecerá tu corazón.
Ama siempre, aunque el odio te inunde, no dejes que se apodere de ti, siempre tiene que prevalecer la bondad.
Juega la partida limpia, opta por ponerte la sonrisa diaria, dedícale cada una de tus carcajadas a todas las personas que echas de menos, diles que, ahora más que nunca, necesitas de sus abrazos, y acuéstate siempre pensando que tienes la gran suerte de sentirte a salvo.
Yo creo en mi corazón, ¿y tú?.
Paula González Gallego