Hoy nos gustaría reflexionar sobre el Triduo Pascual, que empieza el Jueves Santo, para profundizar en aquello que los días más importantes del año litúrgico representan para nosotros, los creyentes. Si os preguntamos: ¿Cuál es la fiesta más importante de nuestra fe, Navidad o Pascua? La respuesta surge de inmediato: Pascua, porque es la fiesta de nuestra salvación, la fiesta del amor de Dios por nosotros, la fiesta, la celebración de su muerte y resurrección. Por eso vamos a reflexionar sobre esta fiesta, sobre estos días, que son días pascuales, hasta la resurrección del Señor. Estos días constituyen la memoria conmemorativa de un gran misterio único: la muerte y la resurrección del Señor Jesús.
El Triduo comienza el Jueves Santo, con la Misa de la Cena del Señor y terminará con las vísperas del Domingo de Resurrección. Después viene “Pasquetta” (Lunes de Pascua) para celebrar esta fiesta grande: un día más.
Jesús se levantó de la mesa, se quitó sus
vestidos y, tomando una toalla, se la ciñó. Luego echó agua en un recipiente y se puso
a lavar los pies de los discípulos y a secárselos con la toalla con que estaba
ceñido. Llegó a Simón Pedro; este le dijo: «Señor, ¿tú, lavarme a mí los pies?» Jesús
le respondió: «Lo que yo hago, tú no lo entiendes ahora: lo comprenderás más
tarde». (Juan 13, 1-15)
Aquí vemos su
capacidad para ponerse al servicio de los hombres y el papa Francisco
nos lo recuerda:
“El
que manda, para ser un buen jefe, sea en el ámbito que sea, debe servir. Si
tantos reyes, emperadores y jefes de estado hubieran entendido esta enseñanza
de Jesús, en lugar de abusar, ser crueles y matar gente, hubieran hecho
esto, ¡Cuántas guerras se habrían evitado!”.
Aprendamos a servir
a nuestros hermanos.
Buenos días elaborados por Ana Isabel Cantero
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