No te detengas en lo malo que has hecho; camina en lo bueno que puedes hacer.
No te culpes por lo que hiciste, más bien decídete a cambiar.
No te mires con tus ojos, contémplate con la mirada de Dios.
No pienses en lo largo que es el camino de tu transformación, sino en cada paso que puedes dar para ser lo que Dios quiere que seas.
No confíes en tus propias fuerzas; pon tu vida en manos de Dios.
No trates que otros cambien; sé tú el responsable de tu propia vida y trata de cambiar tú.
Deja que el amor te toque y no te defiendas de él.
Sólo contempla la meta y no veas qué difícil es alcanzarla.
Vive cada día, aprovecha el pasado para bien y deja que el futuro llegue a su tiempo.
No sufras por lo que viene, recuerda que «cada día tiene su propio afán» (Mt. 6,34).
Busca alguien con quien compartir tus luchas hacia la libertad; una persona que te entienda, te apoye y te acompañe en ella.
No te des por vencido, piensa que si Dios te ha dado la vida, es porque sabe que tú puedes con ella.
Si algún día te sientes cansado, busca el descanso en Dios, que renovará tus fuerzas.
Si algún día te sientes demasiado responsable de otros, recuerda que sólo Jesús es el Mesías.
Si te sientes atado a alguien, pídele a Jesús que rompa las ataduras y que su amor vuelva a crear lazos nuevos de amor según su Espíritu.
Si reaccionas ante toda provocación, ruega a Dios para que te enseñe a responder, en lugar de reaccionar.
Si tu felicidad y tu vida dependen de otra persona, despréndete de ella y ámala, sin pedirle nada a cambio.
Si necesitas tener todo bajo control, entrega el control de tu vida a Dios y confía en su poder y en su amor por ti.
Aprende a mirarte con amor y respeto, piensa en ti como en algo precioso; ¡eres un hijo de Dios!
Piensa que Él está más interesado que tú en que te conviertas en esa creación que Él pensó desde toda la eternidad. «Vivir sirviendo, vivir amando. Que este sea el mejor día de tu vida».
Reflexionamos
¿Qué nos dicen estas reflexiones? ¿Qué me aportan para mi vida?
Elegid una: ¿con cuál me quedo? La anoto en mi agenda para recordarla a lo largo del curso.
Terminamos poniendo en manos de Dios esta semana. Padre nuestro…
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