Igual que a Don Bosco, es María quien da también a Madre
Mazzarello el mandato de educar a las jóvenes… Es Ella quien se las confía,
quien se las entrega para su crecimiento como auténtica educadora.
La presencia de María acompaña y sostiene las etapas
principales de la vida de Maín:
Cuando nació Maín, en Mornese seguían aún las consecuencias
de la epidemia del cólera que desde 1835 asolaba el Piamonte. Sus habitantes,
probados por esta tragedia, se dirigían a María Auxiliadora y, después del
cólera, expresaron su gracias a María dedicándole una pequeña iglesia
abierta al público el 24 de mayo de 1843.
También María Auxiliadora había confortado a Maín durante su
larga enfermedad causada por el tifus que la dejó sin fuerzas, haciéndole
compañía e infundiéndole confianza. Más tarde, la Auxiliadora, Nuestra Señora
de los Dolores y la Inmaculada fueron la base y la fuerza de la devoción
mariana de María Mazzarello.
Cuando es nombrada Superiora, hacía un gesto muy elocuente:
poner las llaves de casa a los pies de la imagen de María Auxiliadora
simbolizando así que la Superiora era María Auxiliadora, de la cual ella
se siente la Vicaria.
El elemento más importante es la confianza; la confianza
puesta en María, la Madre que sabe estar siempre, ayudarnos y caminar a
nuestro lado. Damos gracias a Dios por ello y hoy presentamos a María nuestras
familias con todas sus necesidades. CONFÍA.
Dios te salve, María…
María, Auxilio de los cristianos…
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