"Una casa salesiana sin música es como un cuerpo sin alma"
La música nos acompaña siempre, desde ese primer momento en el que nuestro corazón empieza a latir rítmicamente, para luego comenzar a escuchar la melódica voz de nuestras madres, nuestros familiares, la música del ambiente... Y es que, si lo pensamos bien, ¡la música siempre está ahí!. Cuando celebramos la amistad, el amor, la eucaristía, las bienvenidas, las despedidas,... cuando queremos que salir... huir, cuando queremos entrar en nosotros... "estar solos", cuando estamos alegres.. compartiendo, cuando estamos tristes... llorando,... siempre está con nosotros.
Don Bosco esto lo tenía muy claro y por ello le otorgaba una gran importancia, lo consideraba un elemento educativo de primer orden. Desde los inicios, en el oratorio, se preocupa porque se organizasen grupos musicales, bandas de música, coros, obras musicales,... tenía el convencimiento de la saludable eficacia que la música atribuía sobre el corazón y la imaginación de los jóvenes.
Bien, pues he conseguido que Don Bosco haga un viaje en el tiempo, y os quiere decir unas palabras sobre el poder de la música. Te invito a que te relajes, o te pongas en situación de poder relajarte (que sé que has aprendido en las sesiones de interioridad) y escuches lo que te quiere decir.
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