¡Buenos días chicas/os!
Vamos a comenzar leyendo, o escuchando, este fragmento de la vida de Jesús:
En aquel tiempo, se acercó a Jesús un leproso, suplicándole de rodillas:
«Si quieres, puedes limpiarme».
Compadecido, extendió la mano y lo tocó diciendo:
«Quiero: queda limpio».
La lepra se le quitó inmediatamente y quedó limpio. Él lo despidió, encargándole severamente:
«No se lo digas a nadie; pero para que conste, ve a presentarte al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que mandó Moisés, para que les sirva de testimonio».
Pero cuando se fue, empezó a pregonar bien alto y a divulgar el hecho, de modo que Jesús ya no podía entrar abiertamente en ningún pueblo; se quedaba fuera, en lugares solitarios; y aun así acudían a él de todas partes.
La lepra es una enfermedad contagiosa que causa heridas en la piel. En tiempo de Jesús, a los leprosos, se les rechazaba, se decía que estaban sucios, se les aislaba para que no contagiaran, nadie les cuidaba y se les dejaba morir,...
¡RECUERDA QUE JESÚS TE QUIERE CON LOCURA!
María Auxiliadora de los Cristianos…
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