https://www.youtube.com/watch?v=l-Z-B8TJMuQ
Del santo
Evangelio según san Juan
Al
anochecer del día de la resurrección, estando cerradas las puertas de la casa
donde se hallaban los discípulos, por miedo a los judíos, se presentó Jesús en
medio de ellos y les dijo: “La paz esté con vosotros”. Dicho esto, les mostró
las manos y el costado. Cuando los discípulos vieron al Señor, se llenaron de
alegría.
De nuevo
les dijo Jesús: “La paz esté con vosotros. Como el Padre me ha enviado, así
también los envío yo”. Después de decir esto, sopló sobre ellos y les dijo:
“Recibid el Espíritu Santo. A los que les perdonen los pecados, les quedarán
perdonados; y a los que no se los perdonéis, les quedarán sin perdonar”.
Tomás,
uno de los Doce, a quien llamaban el Gemelo, no estaba con ellos cuando vino Jesús,
y los otros discípulos le decían: “Hemos visto al Señor”. Pero él les contestó:
“Si no veo en sus manos la señal de los clavos y si no meto mi dedo en los
agujeros de los clavos y no meto mi mano en su costado, no creeré”.
Ocho días
después, estaban reunidos los discípulos a puerta cerrada y Tomás estaba con
ellos. Jesús se presentó de nuevo en medio de ellos y les dijo: “La paz esté
con vosotros”. Luego le dijo a Tomás: “Aquí están mis manos; acerca tu dedo.
Trae acá tu mano, métela en mi costado y no sigas dudando, sino cree”. Tomás le
respondió: “¡Señor mío y Dios mío!”. Jesús añadió: “Tú crees porque me has
visto; dichosos los que creen sin haber visto”.
Otros
muchos signos hizo Jesús en presencia de sus discípulos, pero no están escritos
en este libro. Se escribieron estos para que creáis que Jesús es el Mesías, el
Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre.
Palabra del Señor.
Reflexión.
Como Tomás nuestra vida
está llena de dudas, también nosotros necesitamos ver para salir
fortalecidos... La fe, la
experiencia de haberse encontrado con el Resucitado, no es nunca algo que nos
deje exactamente igual que antes. La fe nos transforma, nos cambia, nos anima,
nos obliga a salir de nosotros mismos y comunicar a otros lo que vivimos, nos
invita a darnos a los demás.
Ahora sabemos y tenemos la certeza de que en los momentos
de dificultades y de duda Jesús se hace presente para acompañarnos.
Oremos juntos y juntas:
Oh Dios, que por la resurrección de Tu Hijo, Nuestro
Señor Jesucristo, has llenado el mundo de alegría, concédenos, por intercesión
de su Madre, la Virgen María, llegar a los gozos eternos. Por Jesucristo
Nuestro Señor. Amen.
¡Feliz Pascua a
todos! ¡ALELUYA, ALELUYA!
No hay comentarios:
Publicar un comentario