Buenos días, dejemos que sea hoy Jesús el que nos habla de gestos de paz y de esperanza, de bondad.
"Cuando a los pocos días entró Jesús en Cafarnaúm, se supo
que estaba en casa.
Acudieron tantos que no quedaba sitio ni a la puerta. Y les
proponía la palabra.
Y vinieron trayéndole un paralítico llevado entre cuatro y,
como no podían presentárselo por el gentío, levantaron la techumbre encima de
donde él estaba, abrieron un boquete y descolgaron la camilla donde yacía el
paralítico. Viendo Jesús la fe que tenían, le dice al paralítico: “Hijo, tus
pecados te son perdonados”.
Unos escribas, que estaban allí sentados, pensaban para sus
adentros:” ¿Por qué habla este así? Blasfema. ¿Quién puede perdonar pecados,
sino solo uno, Dios?”
Jesús se dio cuenta enseguida de lo que pensaban y les dijo:
“¿Por qué pensáis eso? ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: “Tus pecados te
son perdonados” o decir: “Levántate, coge la camilla y echa a andar?”
Pues, para que veáis que el Hijo del hombre tiene autoridad
en la tierra para perdonar pecados, dice al paralítico:
“Te digo: levántate, coge tu camilla y vete a tu casa”.
Se levantó, cogió inmediatamente la camilla y salió a la
vista de todos. Se quedaron atónitos y daban gloria a Dios, diciendo:
“Nunca hemos visto una cosa igual”. Palabra de Dios
Reflexión:
Observamos las diferentes
personas que aparecen en el evangelio. Los amigos son fundamentales en esta
historia. Conocen el sufrimiento de su amigo, no saben cómo ayudarle para
aliviar su sufrimiento y hacen lo que creen que es mejor para él. Lo llevan
ante Jesús para que lo cure. Ojalá seamos así de atentos con los que
están a nuestro lado, que observemos sus necesidades y estemos dispuestos a
hacer el esfuerzo por ellos.
Madre, Reina de la Paz. Ruega por nosotros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario