Lunes 23 de febrero: "En seguida el Espíritu lo llevó al desierto, donde estuvo cuarenta días"
En las lecturas de ayer, primer domingo de Cuaresma, leemos estos fragmentos:
Salmo:
El Señor es bondadoso y recto: por eso muestra el camino a los extraviados;
él guía a los humildes para que obren rectamente
y enseña su camino a los pobres.
Evangelio:
En seguida el Espíritu lo llevó al desierto,
donde estuvo cuarenta días
La lectura nos dice que Jesús pasó 40 días en el desierto, 40 es un número simbólico, pero lo importante es que en ese tiempo de silencio y oración, Jesús se enfrentó a sí mismo, a su propio ser, a sus miedos, sus tentaciones, su destino.
El salmo nos recuerda que el Señor nos ayuda a encontrar el buen camino cuando nos perdemos.
Este tiempo de Cuaresma es un tiempo de mirarnos dentro, de observar lo que hay en nuestro corazón. Tal vez lo que vemos no es bueno, tal vez descubramos cosas oscuras, nuestros miedos, nuestras miserias. Pero lo primero que hay que hacer es conocernos, ver nuestra propia herida, y a partir de ese conocernos podemos seguir creciendo.
Este tiempo de Cuaresma es momento de iluminar nuestro corazón, pero para ello hay que conocer como está. Para empezar, ahora mismo, cierra los ojos, y siente ahora mismo que es lo que pasa por tu mente, y tu corazón. Cierra los ojos un momento y mira en tu corazón:
-¿Cómo te sientes? Ponle nombre a como te sientes ahora mismo.
-¿Qué es lo que más te preocupa últimamente?
-¿Qué es lo que más felicidad te produce?
(podemos pensar esto durante unos minutos, en silencio)
Si alguien lo quiere lo puede compartir en clase.
Este simple ejercicio lo podemos repetir alguna otra vez.
No dejemos pasar este tiempo de Cuaresma sin por lo menos darnos cuenta de lo que hay en nuestro corazón.
Buenos días.
Imagen de Flickr
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