Ayer escuchábamos un cuento que probablemente a más de uno y de una le dejo más que pensativo. Incluso, es probable que a lo largo del día el cuento, y en concreto las palabras de Dios, volvieran a su cabeza...
Dios se sonrió y dijo;<<Creo que no me has comprendido, querida. Aquí no vendemos frutos. Únicamente vendemos semillas>>.
Dijimos ayer que, una vez tenemos claro que debemos hacer para crecer, esta semana íbamos a proponeros algunas maneras, actividades o rutinas que podríais ir haciendo para ayudaros a conseguir y no olvidar vuestros objetivos.
Pues hoy os proponemos la oración. La oración es algo que generalmente nos suena mal o no queremos nombrar, pero en realidad, es algo tan sencillo que quizá diariamente hacéis y no lo sabéis. Cada vez que te paras a pensar qué estas haciendo con tu vida... estas rezando. Cada vez que todo lo que te pasa o sientes de lo cuentas a alguna persona, física, no física o incluso a ti mismo.... estás rezando. Cada vez que decides darte un tiempo de tranquilidad, de no pensar nada y simplemente dejar que las ideas, las sensaciones o los sentimientos te evoquen... estás rezando. Podría seguir poniéndoos muchos más ejemplos, pero creo que vais entendiendo que quiero decir, verdad?.
Bueno, pues entre todas las formas posibles que tenemos de rezar, hoy os propongo que hagamos una oración todos juntos. Cada uno que se tome el tiempo necesario para pensar... a continuación, que diga en alto lo que ha pensado o reflexionado, para compartirlo con los compañeros
¡Gracias! y Buenos Días
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