Buenos días, la alegría no sólo es la característica de un buen cristiano: “Estad siempre alegres en el Señor” (Fil 4, 4), sino también la característica de un buen salesiano.
La alegría se
muestra también en el trabajo y en el servicio: “Servir al Señor con alegría”
(Sal.100,2).
La alegría también
florece en las dificultades: “Alégrense y salten de contento, porque su
recompensa será grande en el reino de los cielos” (Mt 5, 12).
Y por supuesto,
la alegría de sabernos salvados por Dios en Cristo, muerto y resucitado: “Este
es el día que actuó el Señor, alegrémonos y gocémonos”(Sal 118, 24).
No por nada hay
un refrán popular que dice: “un santo triste, es un triste santo”; la alegría
es pues, o debería ser, la característica tangible de que vivimos en armonía
con Dios, con nuestros hermanos y con nosotros mismos.
Os invito a que
hagamos de la alegría nuestro estilo de vida, en nuestra familia, con nuestros
amigos, en las clases.
María
Auxiliadora, ruega por nosotros.
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