A lo
largo de esta semana, vamos a conocer la vida ejemplar de varias personas. En
esta semana tan especial en la que celebramos Halloween, o Todos los Santos.
Hay personas que no son santas, son ciudadanos de a pie, como nosotros, pero
que sin embargo, aportan luz a su alrededor debido a la labor que hacen.
Este es el caso de Kailash Satyarthi.
Kailash
Satyarthi nació en Vidisha, India en 1954, premiado con el Premio Nobel de la
Paz 2014 junto a la joven paquistaní Malala Yousafzai es un activista que se ha
puesto en el liderazgo del movimiento para acabar con el trabajo infantil.
Satyarthi es el rostro más conocido de la Marcha Global contra el Trabajo
Infantil que organiza manifestaciones para denunciar el trabajo en condiciones
de esclavitud de los niños indios en las fábricas. La ONG ha liberado ya del
trabajo forzado a unos 80.000 niños.
La labor de este “santo” ha sido
galardonada con numerosas distinciones como por ejemplo, el Galardón
Internacional Alfonso Comin en 2008, el Premio Internacional de Derechos
Humanos Frederic Ebert de Alemania, entre otros. La Real Academia Sueca ha
considerado su activismo a favor de la educación de los menores y su condición
de ciudadano indio de religión hindú para concederle el Premio Nobel.
Curiosamente los dos ganadores del Premio Nobel, Malala (paquistaní de religión
musulmana) y Satyarthi pertenecen a dos países que están enfrentados y han
sostenido varias guerras desde la independencia de ambos estados en 1947.
Satyarthi abandonó su carrera como ingeniero eléctrico a los
26 años para luchar contra el trabajo infantil en la década de los ochenta. En 1983 fundó la ONG Bachpan Bachao
Andolan (BBA, Movimiento para Salvar la Infancia) y en 1998 lideró una movilización
civil que reunió a cerca de 7,2 millones de personas y que dio lugar
al nacimiento de Marcha Global.
La organización trabaja en tres frentes.
En primer lugar, lleva a cabo redadas en talleres y fábricas donde se
usa mano de obra esclava infantil, en ocasiones sin informar a la Policía
del lugar concreto para evitar que alerten a los criminales. En otras ocasiones, la ONG ayuda a pagar la deuda de los padres para que no
tengan que obligar a los hijos a trabajar. Después, su organización intenta
que los menores lleven una nueva vida y les forma para que a su vez se
conviertan en activistas por los derechos de la infancia. Por último, Satyarthi intenta
concienciar a los consumidores tanto en India como en el resto del mundo para
que no consuman productos fabricados con el trabajo de menores.
La etiqueta "Rugmark" certifica que las alfombras
indias que se venden en el extranjero no han sido fabricadas con mano de obra
infantil.
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