Hablamos mucho de Navidad, pero seguro que no todos entendemos lo mismo por esa palabra. ¿A qué Navidad nos referimos? Tal vez tenga razón una campaña publicitaria que estamos viendo estos días, y que dice algo así como: "La Navidad nos desamuebla la cabeza..."
Os propongo que veamos este vídeo y pensemos por un momento en qué es realmente lo importante en nuestra vida, en nuestra familia, con nuestros amigos. Si sólo pudiéramos pedir un regalo desde lo más profundo de nuestro corazón... ¿qué pediríamos?
Después de ver el vídeo podemos dejar un momento de silencio y recordar la pregunta anterior: ¿qué pediríamos realmente, a nuestra familia, a nuestros amigos, a Dios? Si alguien quiere puede compartirlo brevemente. Para terminar rezamos esta oración:
Lo más importante
Lo más importante no es:
Que yo te busque,
sino que tú me buscas en todos los caminos. (Gen 3, 9)
Que yo te llame por tu nombre,
sino que el mío está tatuado en la palma de tu mano. (Is 49, 16)
Que yo te grite cuando me faltan las palabras,
sino que tú gimes en mí con tu grito. (Rm 8, 26)
Que yo tenga proyectos para ti,
sino que tú me invitas a caminar contigo hacia el futuro. (Mc 1, 17)
Que yo te comprenda,
sino que tú me comprendas en mi último secreto. (1 Cor 13, 12)
Que yo hable de ti con sabiduría,
sino que tú vives en mi, y te expresas a tu manera. (2 Cor 4, 10)
Que yo te ame con todo mi corazón y todas mis fuerzas,
sino que tú me amas con todo tu corazón y todas tus fuerzas. (Jn 13, 1)
Que yo trate de animarme y planificar,
sino que tu fuego arde dentro de mis huesos. (Jer 20, 9)
Porque, ¿cómo podría yo buscarte, llamarte, amarte...
si tú, no me buscas, llamas y amas primero?
El silencio agradecido es mi última palabra,
y mi mejor manera de encontrarte.
Benjamín G. Buelta, sj
(oración tomada de http://www.pastoralsj.org)
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