Hoy terminamos la semana buscando de nuevo la empatía con los demás y la responsabilidad personal de ser buenas personas y buenos compañeros. Intentar no buscar el conflicto, no pensar mal de los demás, entender que a veces no todos podemos actuar igual frente a las distintas situaciones, es ser buena persona. Y eso seguro que contribuye a que seamos más felices.
En el tema que nos ocupa esta semana, además, se hace especialmente necesario no juzgar a nadie por cómo hace las cosas, o cómo desarrolla su vida. Y cuidarnos entre todos a veces es la diferencia entre que una persona pueda vivir más dignamente y sentir que su enfermedad no condiciona las relaciones con los demás.
Vamos a leer este cuento y a rezar después una oración en voz alta. Espero que podáis ver en estas palabras el cuidado y esmero que hay que poner siempre con los demás.
Cuento de los dos juglares
Cuentan que una vez un juglar se presentó al rey. El rey le mandó sentarse a su lado y comer con otro juglar, pero el que había acudido primero empezó a sentir envidia del que consideraba un advenedizo, a quien prefería el rey y todos los cortesanos.
Entonces empezó a pensar la forma de ponerle en ridículo y de que tuviera que marcharse avergonzado.
Para ello, juntó todos los huesos que iban dejando los que estaban comiendo, sin que nadie se diera cuenta y los puso delante de su compañero. Terminada la comida, para vergüenza de su colega mostró al rey el montón de los huesos y dijo mordazmente:
- Señor, mi compañero se ha comido lo que había revistiendo todos estos huesos.
El rey, sin embargo, le miró torvamente. El acusado dijo:
- Señor, hice lo que reclama mi naturaleza humana, es decir, comí las carnes y dejé los huesos, pero mi compañero obró según su propia naturaleza exigía, porque como los perros, se comió carnes y huesos.
El maestro de sabiduría enseña: Quien intenta ridiculizar a los demás, más pronto que tarde, será ridiculizado. El respeto hacia todos los semejantes hacen a la persona digna.
Menéndez Pidal. Oriente. Cuento árabe
ORACIÓN (leemos en voz alta toda la clase)
Señor, haznos leales y valientes,
amigos y amigas de todos,
colaboradores y honestos,
dignos de confianza,
admiradores de lo bueno y bello,
creyentes en ti,
trabajadores y responsables.
Señor, queremos colaborar contigo
para que en nuestra clase
no haya nadie enfrentado.
Queremos hacer de nuestro grupo
un lugar de alegría y paz.
Confiamos en tu ayuda
para ser sembradores de tu paz.
¡Buenos días y feliz fin de semana!
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