Ayer veíamos la vida de Maín. Hoy nos vamos a fijar en su
forma de ser. Se dice que si quieres conocer a una persona verdaderamente no te
tienes que fiar de las apariencias sino de sus obras.
Maín fue una mujer fascinante que quiso llevar una vida
sencilla pero hizo grandes cosas. Si hubiera sido una mujer cualquiera habría
pasado por este mundo como una más, pero no, Maín no es una más.
El curso pasado celebrábamos los 150 años de la Institución de
las Salesianas. Si Maín fuera otra mujer más, no habríamos celebrado nada, pero
¡Gracias a Dios no es así! Sigue viva entre nosotros, en las paredes de los
Casas de todas las salesianas…y para muestra un botón:
Como queremos calentar motores para la fiesta del viernes os
invito a cantar la canción, que seguro sabemos. ¿Y si nos levantamos y lo bailamos?
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