Lunes 19 de enero. Don Bosco solidario



Durante esta semana  comentaremos algunos pasajes de la vida de D. Bosco, de los que quizá no se ha hablado mucho.

Repetimos con frecuencia que los "chicos de D. Bosco eran chicos de la calle"... pero quizá esa expresión no se correlaciona con el significado de hoy día. D. Bosco tuvo una calidad personal extraordinaria. Comprobémoslo.

En julio de 1854, la ciudad de Turín hacía frente a una epidemia de cólera que amenazaba con hacer grandes estragos sobre todo entre la población más débil y desprotegida.
                  Para hacernos una idea, pensemos en el Ebola de hoy día…

Las administraciones públicas daban instrucciones para la prevención, pero a finales de julio la epidemia empezó a golpear  extendiéndose a toda la ciudad.
D. Bosco tenía albergados casi un centenar de muchachos e hizo todo lo que estaba en su mano para que el Oratorio estuviera preservado ante la mortal enfermedad; pero enseguida se dio cuenta de que no podía encerrarse en su casa  mientras afuera  la gente se moría...y entonces decide PROPONER A SUS MUCHACHOS unirse al movimiento de voluntarios que se está organizando por toda la ciudad, y un día les dice:

¿Quién quiere venir a ayudar a los enfermos de cólera?
Después de la sorpresa inicial un grupo de aquellos chavales de la calle, decidió dar el paso adelante…Y sin más seguridad que unas cuantas normas higiénicas y una gran fe en Dios, se pusieron en marcha con una generosidad increíble.

SOLIDARIDAD REAL, la de los muchachos de D. Bosco.
 No sabemos cuánto fueron ni sus nombres, pero sí que entre ellos estuvieron Miguel Rúa, Juan Clagliero todos entre los 14 y 17 años…Ninguno de ellos fue golpeado por la enfermedad.
El periódico L’Armonía dedicó una crónica a los jóvenes en su edición del 16 de setiembre (esto nos muestra la autenticidad del hecho).

En la Escuela de D. Bosco se aprende a hacer de la solidaridad un estilo de vida; de la fe, la razón de la entrega; y de la confianza en Dios un impulso apostólico y audaz…
Reflexionemos: ¿seremos capaces nosotros de ser Jóvenes de D. Bosco? Si os ha hecho pensar este testimonio, si os ha suscitado admiración...  no lo dejéis morir…tratad de hacer algo así...
                                   
 ¡Qué hermosa sería la vida!
                                                                              
 Terminamos con esta oración a D. Bosco.



Señor, Tú has hecho de Don Bosco un padre y un maestro de la juventud, 
que, con el auxilio de María, hizo de su vida un proyecto de salvación para los jóvenes; 
danos también a nosotros esa fuerza infatigable y ese mismo amor 
que nos impulse a entregarnos para buscar el bien de los que nos rodean, 
especialmente el de las personas más necesitadas. 

María, Auxiliadora de los Cristianos...

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