¡Buenos días !
Hoy, vamos a recordar el milagro que Don Bosco hizo de las
castañas. Fue en la víspera de los santos.
El milagro de las castañas de Don Bosco, tuvo lugar en el año 1849. Ese día Don Bosco realizó una visita al cementerio acompañado de todos los muchachos del Oratorio de Valdocco (Turín) y a compartir un momento de oración. Les había prometido, para la vuelta, unas castañas cocidas y había hecho comprar tres grandes sacos de los que se encargaría cocer su madre (Margarita Occhiena). Pero ésta no había entendido bien sus deseos y no coció las suficientes castañas para todos. Sin embargo, Don Bosco no paró de repartir cazos a todos los jóvenes. Centenares de ojos miraban aquel cesto que nunca parecía tener fin. Fue el momento en el que, por primera vez, con las manos llenas de castañas, gritaron los muchachos: «¡Don Bosco es un santo!».
Desde entonces cada salesiano, cada salesiana, en las familias, los oratorios y centros juveniles se recuerda el milagro: como signo de lo que Don Bosco es capaz de hacer por sus jóvenes, como recordatorio de lo que cada uno podemos hacer por nuestros chicos y chicas.
Piensa en algo sencillo que tienes por lo que Dios se haya fijado de ti… para llevar su mensaje… para multiplicarlo y repartirlo a los que te rodean desde lo más sencillo y natural… aquello que ha reforzado tu confianza en él y te ha ayudado a mostrarlo de puertas afuera.
Rezamos un Padre Nuestro para tener la confianza que tuvo Don Bosco, para dejarnos guiar por el corazón y ser cada día mejores personas…
Realizado por: Celina Hueto.
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