Viernes. 4 de febrero de 2022 HACIA AGUAS MÁS PROFUNDAS

 

Como todos los viernes, acabamos la semana leyendo el Evangelio de la Eucaristía del próximo domingo. Y los humedales, que nos han acompañado esta semana, también aparecen, como por casualidad, en este evangelio.






Cuando Jesús terminó de hablarles, le dijo a Simón: “Lleva la barca a un lugar donde el lago es profundo y tú y tus compañeros echen allí las redes para pescar”. Simón le respondió: “Maestro, trabajamos toda la noche y no pescamos nada. Pero, si Tú lo dices, echaré la red”.

Cuando arrojaron las redes al agua, pescaron una gran cantidad de peces y sus redes se rompían.  Luego hicieron señas a los compañeros de la otra barca para que los ayudaran. Ellos vinieron y llenaron las dos barcas con tanto pescado que casi se hundían.

Simón Pedro viendo lo que había sucedido, se arrodilló ante Jesús diciendo: “¡Señor, aléjate de mí, porque soy un pecador!”

Simón y los demás que estaban con él  quedaron asombrados por la cantidad de peces que habían capturado, igualmente Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, que eran los compañeros de Simón, también estaban muy asombrados. Entonces Jesús le dijo a Simón: “¡No tengas miedo! A partir de ahora estarás pescando personas”. Después de arrastrar las barcas a tierra, dejaron todo y siguieron a Jesús.


 ¿Cómo resumir este Evangelio en tres palabras? 


Sin esperar un milagro, trabajar día a día, tener esperanza, fe, 

confianza y hacer tuya esta frase:

«¿Rendirme?, lo siento eso no va conmigo»

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