Jueves, 9 de enero de 2025. Construir la paz

 

Hoy recordamos el Himno de la Alegría, una adaptación del último movimiento de la novena sinfonía de Beethoven, arreglada recogiendo imágenes de la DANA . Es una canción de ayer, de hoy y de siempre con la que todos seguimos soñando y deseando que los hombres volvamos a recordar que somos hermanos. 

Que este canto hoy nos ayude a silenciar las guerras interiores y las que podemos tener con otros y otras de nuestro alrededor.



Miércoles, 8 de enero de 2025. Construimos la paz.

 

¡Que el 2025 sea un año en el que abunde la paz!

En los Buenos Días de hoy, recordamos algunos de los múltiples eventos que acabamos de iniciar:

-El Papa Francisco en Nochebuena abría la puerta Santa, dando comienzo al Año Jubilar, que durará hasta el 6 de enero de 2026. Y ¿Qué significa Jubileo? Es un tiempo especial para reflexionar sobre nuestra relación con Dios y con los demás. Surgió en el año 1300 DC. con el Papa Bonifacio VIII y desde entonces, cada 25 años, con motivo del Nacimiento de Jesús, la Iglesia celebra este año Santo; este año, Jubilar. 

-Además, el pasado 1 de enero se ha celebrado la quincuagésima octava Jornada Mundial de la Paz, cuyo mensaje fundamental ha sido:

"Perdona nuestras ofensas, concédenos tu paz.” Nos recuerda la importancia de la conversión personal para lograr una verdadera paz, y redescubrir la belleza del sacramento de la sanación y la alegría.

"Sólo a partir de una auténtica conversión a todos los niveles -personal, local e internacional-, podrá florecer la verdadera paz; no sólo en el cese de los conflictos, sino también en una nueva realidad en la que se curen las heridas y se reconozca la dignidad de cada persona.” (Papa Francisco)

Rezamos juntos esta oración.

ORACIÓN. CONCÉDENOS TU PAZ

Perdona nuestras ofensas, Señor,

como nosotros perdonamos a los que nos ofenden,

y en este círculo de perdón concédenos tu paz,

esa paz que sólo Tú puedes dar a quien se deja desarmar por el corazón,

a quien con esperanza quiere perdonar las deudas de los propios hermanos, a quien sin temor confiesa ser tu deudor, a quien no permanece sordo al grito de los más pobres.

AMÉN. Así sea.

Madre, Reina de la Paz. Ruega por nosotros.