Viernes 21 de marzo de 2025.

 Buenos días, hoy escucharemos la palabra de Dios e intentaremos ponerla en práctica en nuestras vidas.

EVANGELIO – Parábola de la higuera estéril. Lc 13, 6-9

Les dijo también esta parábola: “Un hombre tenía una higuera plantada en su viña. Fue a buscar frutos y no los encontró. Dijo entonces al viñador: “Hace tres años que vengo a buscar frutos en esta higuera y no los encuentro. Córtala, ¿para qué malgastar la tierra?”

Pero él respondió: “Señor, déjala todavía este año; yo removeré la tierra alrededor de ella y la abonaré. Puede ser que así dé frutos en adelante. Si no, la cortarás””.

Para tu reflexión personal:

Jesús en los versículos anteriores nos avisa: el tiempo y la ocasión de nuestro final, pueden suceder en el instante menos esperado. Y pone dos ejemplos: dieciocho personas murieron cuando la torre de Siloé se les cayó encima accidentalmente; y unos galileos fueron asesinados por Pilato, mientras realizaban sacrificios en el templo. Nosotros podemos correr la misma suerte en un abrir y cerrar de ojos, pues la vida no ofrece garantías de ninguna clase.

Jesús nos dijo en el Sermón del monte: “Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego. Así que, por sus frutos los conoceréis.” (Mateo 7:16-17).

Ya lo hemos leído: todo el que no dé fruto será cortado; es decir, tenemos que arrepentirnos y actuar para dar lo mejor de nosotros mismos a los demás, según nuestras posibilidades, sin dormirnos en los laureles, pues el tiempo apremia.

En Gálatas 5,22-23, San Pablo define el tipo de fruto que Dios quiere ver en nuestras vidas: “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley”.

Los dirigentes israelitas no acogieron al Mesías, a nosotros puede pasarnos lo mismo, si como higueras estériles no estamos atentos:

¿Oro y medito todos los días, para poder satisfacer las necesidades de los demás con los dones del Espíritu?

¿Soy consciente de la necesidad de empezar a dar frutos de amor y buenas obras, para extender el reino de Dios, sin malgastar mi vida?

María auxiliadora, ruega por nosotros…

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