Viernes 2 de noviembre: preparad el camino al Señor





    La alegría que el cristiano está llamado a vivir y a testimoniar –subraya Francisco– es la que proviene de la cercanía de Dios, de su presencia en nuestra vida. Pero “no se trata solamente de una alegría esperada y prometida para el Cielo: aquí estamos tristes pero en el paraíso estaremos alegres. ¡No! No es esta, sino una alegría real y experimentable ahora, porque Jesús mismo es nuestra alegría, y con Jesús la alegría está en casa” (Angelus, 14-XII-2014).

    Así es la alegría cristiana. Un don que nos llama a despertar de la rutina y de la tristeza, para abrirnos al amor y a la verdad que nos constituye. Don que nos invita a la “confianza operante” –la fe con obras en lo pequeño y en lo grande– tan distinta de la alegría superficial (cf. Camino, n. 659, Surco, n. 95). Don que nos fortalece para ir siempre adelante y recomenzar, fuera cual fuera nuestra situación y nuestras dificultades. Alegría esperanzadora (cf. Rm 12, 12), alegría de casa, don del adviento.
                                                                                    
Escuchamos la palabra de Dios:

Lectura del santo evangelio según san Mateo (3,1-12):

Por aquel tiempo, Juan Bautista se presentó en el desierto de Judea, predicando: «Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos.»
Éste es el que anunció el profeta Isaías, diciendo: «Una voz grita en el desierto: "Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos."»
Juan llevaba un vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura, y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre. Y acudía a él toda la gente de Jerusalén, de Judea y del valle del Jordán; confesaban sus pecados; y él los bautizaba en el Jordán.
Al ver que muchos fariseos y saduceos venían a que los bautizará, les dijo: «¡Camada de víboras!, ¿quién os ha enseñado a escapar del castigo inminente? Dad el fruto que pide la conversión. Y no os hagáis ilusiones, pensando: "Abrahán es nuestro padre", pues os digo que Dios es capaz de sacar hijos de Abrahán de estas piedras. Ya toca el hacha la base de los árboles, y el árbol que no da buen fruto será talado y echado al fuego. Yo os bautizo con agua para que os convirtáis; pero el que viene detrás de mí puede más que yo, y no merezco ni llevarle las sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego. Él tiene el bieldo en la mano: aventará su parva, reunirá su trigo en el granero y quemará la paja en una hoguera que no se apaga.»

Palabra del Señor

María es modelo alegre del creyente, todo se cumple en ella.


Buenos días elaborados por Ignacio Rivas


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