Viernes, 10 de diciembre de 2021. Gestos sencillos.

 ¡BUENOS DÍAS!

Seguimos en la segunda semana de adviento, encontrando en la Biblia múltiples detalles del sentimiento de hospitalidad que queremos mostrar para con el que llega. 

La hospitalidad es importante en la tradición bíblica; y el Antiguo Testamento nos transmite bastantes ejemplos de hospitalidad, unos positivos y otros negativos.

También en el Nuevo Testamento, Jesús es invitado a menudo a casa de unos y otros, y Él se deja invitar o bien, incluso, se hace invitar. Para Él es una magnífica ocasión para encontrarse con las personas y para hablarles al corazón… por eso tantas veces son encuentros transformadores.

Pero también invita y hace de anfitrión: invita a los dos discípulos del Bautista a su casa, invita a la multitud al pan de la palabra y al pan material que multiplica para saciarlos a todos; invita a los suyos a la cena pascual en la que nos dejará su presencia en su cuerpo y su sangre, y el mandamiento de repetir el gesto en memoria suya; ya resucitado se hace presente en medio de los suyos cuando se encuentran reunidos alrededor de la mesa y come con ellos e, incluso, les ofrece un desayuno de pan y pescado cocido a orillas del lago de Galilea. La hospitalidad fue un signo de identidad en Jesús.



“El que dé a beber, aunque no sea más que un vaso de agua fresca a uno de estos pobrecillos, sólo porque es mi discípulo, no perderá su paga, os lo aseguro” (Mt, 10,42).

Pidamos hoy por tener un poco de fuerza para mostrarnos receptivos a la venida del Señor, acoger su llegada con alegría y hospitalidad. ¿Cómo? En el encuentro con los demás igual que hizo Jesús. 

Recemos juntos la siguiente oración.

En la tierra nueva

las casas no tienen llaves

ni los muros rompen el mundo.

Nadie está solo.

No se habla mucho del amor,

pero se ama con los ojos,

las manos, y las entrañas.

Las lágrimas son fértiles,

la tristeza se ha ido para no regresar,

y se ha llevado con ella la pesada carga

del odio y los rencores,

la violencia y el orgullo.

Es extraña la puerta

que abre esa tierra:

es la sangre derramada

de quien se da sin límite,

es la paciencia infinita

de quien espera en la noche,

es la pasión desmedida de un Dios

entregado por sus hijos; nosotros,

elegidos para habitar esa tierra nueva.

Acoge al que llega. Adviento 2021


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