Martes 9 de junio “Lo que no das se pierde”


¡Buenos días chicos!

¿Habéis sacado un ratito para pensar en los buenos días de ayer? ¿Ya sabéis cuándo podéis dar testimonio o ser testigos en vuestro día a día? Por si acaso todavía no lo acabáis de tener claro os vamos a contar algunas cosas más sobre ello.  
Son muchas las veces que hemos escuchado o nos hemos incluso preguntado: “¿por qué unos han visto a Jesús y otros no?”. Los amigos de Jesús recibieron una misión especial, la de ser TESTIGOS de su muerte y, especialmente, de su resurrección. Jesús no se manifestó a todo el mundo después de resucitar sino a todos aquellos hombres que había escogido para que fuesen sus testigos. Así, Él se aseguraba que ellos contarían todo desde la experiencia personal vivida junto a Él desde sus inicios.


En los colegios salesianos tenemos la oportunidad de tener un momento cada mañana para: aprender algo nuevo, pensar sobre nosotros mismos o los demás, rezar por una causa u otra que sobre la marcha se nos ocurra… ¿En definitiva? Para acercarnos de este sencillo modo un poco más a Dios y con ello, ser algo mejores cada día. Tenemos que estar convencidos de todo cuanto hacemos o decimos pues son nuestras acciones las que nos definen. Es importante ser consecuentes de ello en todo momento. Desde el cole, todos vuestros educadores, estamos plenamente convencidos que estos momentos de: oración, celebraciones, Eucaristías, convivencias, graduaciones u orlas, fiestas en el teatro o en el patio… no han pasado por alto. Pensadlo. Seguro que al menos alguna razón encontráis para ser testigos de la alegría que es necesaria compartir. ¡Porque eso es ser testigos! Compartir los buenos momentos vividos con todas aquellas personas que por un motivo u otro no han estado presentes en ellos.

Os invitamos a compartir en voz alta algún momento que hayáis vivido con intensidad, que haya supuesto para vosotros un antes y un después, que os haya marcado. Y os animamos a compartidlo sin miedo. Quizá lo que estás pensando también lo piensa la persona que tienes al lado o la que se sienta detrás en clase o ¡uno de tus profes! Es una oportunidad de hacerlo, de no quedarte con ello dentro. ¿Y si no hubiera otra ocasión para poderlo compartir? De nada sirve sentir cosas buenas si no se comparten.
(Se dejan unos minutos…)

Concluimos este momento con la breve lectura del Evangelio de Juan:
“Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan:
este venía como testigo, para dar testimonio de la luz,
para que todos creyeran por medio de él.
No era él la luz, sino el que daba testimonio de la luz”


María, auxiliadora de los cristianos… 

Buenos días elaborados por M.Isabel Mota

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