Miércoles 3 de junio.

Mira hacia delante, el futuro se construye sobre todo lo que has vivido durante este curso, ojalá te haya servido para crecer como persona.

SABER VER, DARSE CUENTA

Estamos acabando la última evaluación y terminando los últimos exámenes del curso. Ahora va a quedar en evidencia lo que hemos sembrado. Y según lo que hayamos sembrado durante todo el curso, así recogeremos. Pero el curso no son sólo las notas, los estudios. El curso ha sido un tiempo de crecimiento en muchos aspectos, sobre todo, como personas. Es el momento de la verdad, de darse cuenta, de reconocer lo que ha sido positivo y lo que no, lo que ha encendido la luz en mi vida y lo que la ha apagado.

Te invito a escuchar el siguiente relato:

Se encontraba una familia de cinco personas pasando el día en la playa. Los niños estaban haciendo castillos de arena junto al agua cuando, a lo lejos, apareció una anciana con sus cabellos blancos al viento y sus vestidos harapientos. La anciana musitaba algo entre dientes mientras recogía cosas del suelo y las metía en una bolsa.
Los padres llamaron junto a sí a los niños y les dijeron que no se acercaran a la anciana. Cuando ésta pasó junto a ellos, dirigió una sonrisa a la familia. Pero ellos no le devolvieron el saludo.
Semanas después se enteraron de que la anciana llevaba toda su vida limpiando la playa de cristales para que los niños no se hirieran los pies.

Puede ocurrir que nos pasen desapercibidas muchas cosas que ocurren a nuestro alrededor, porque no somos capaces de darnos cuenta, de fijarnos. A lo mejor sí vemos muchas cosas, pero después no “las tenemos en cuenta”. Sólo si ocurren estas dos cosas, darnos cuenta y tenerlo en cuenta: aprendemos, crecemos, reflexionamos, mejoramos, cambiamos… y somos capaces de agradecer y valorar lo que otros nos aportan.


Texto evangélico: Del Evangelio de San Mateo 25, 41-45

Entonces dirá también a los de su izquierda: "Apartaos de mí, malditos, id al fuego eterno que ha sido preparado para el diablo y sus ángeles. "Porque tuve hambre, y no me disteis de comer, tuve sed, y no me disteis de beber; fui forastero, y no me recibisteis; estaba desnudo, y no me vestisteis; enfermo, y en la cárcel, y no me visitasteis." Entonces ellos también responderán, diciendo: "Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, o sediento, o como forastero, o desnudo, o enfermo, o en la cárcel, y no te servimos?". El entonces les responderá, diciendo: "En verdad os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de los más pequeños de éstos, tampoco a mí me lo hicisteis."

Mal está que buena parte de nuestra vida no nos fijemos en lo que ocurre a nuestro alrededor. Pero sería muy triste que toda nuestra vida hubiéramos estado tan despistados que no nos hubiéramos enterado de nada. Que incluso no supiéramos de qué seremos juzgados al final o cuál era lo realmente importante en esta vida. Si no sabemos ver, si no nos damos cuenta… tampoco tendremos motivos para dar las gracias por nada, viviremos exigiéndolo todo, pensando que somos el centro del universo y que todo nos lo deben. Por eso es imprescindible abrir los ojos, darse cuenta, caer en la cuenta de lo que hacemos y de lo que nos pasa. De lo que vivimos y para qué y porqué vivimos…

Recuerda algo que hayas vivido en este curso, y da gracias a Dios por ello y por las personas con la que lo has compartido... 

Piensa también el alguien que te pueda necesitar... y pide a Dios por esa persona. ¿Cómo puedes ayudarla?






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