Viernes 2 de marzo: Cambiar de sentido

Buenos días


Como cada viernes os dejo el evangelio del próximo domingo: tercer domingo de Cuaresma. ¡Ya queda menos para la Pascua!

Lectura del santo evangelio según san Juan (2,13-25):


Se acercaba la Pascua de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén. Y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas sentados; y, haciendo un azote de cordeles, los echó a todos del templo, ovejas y bueyes; y a los cambistas les esparció las monedas y les volcó las mesas; y a los que vendían palomas les dijo: «Quitad esto de aquí; no convirtáis en un mercado la casa de mi Padre.»


Sus discípulos se acordaron de lo que está escrito: «El celo de tu casa me devora.»

Entonces intervinieron los judíos y le preguntaron: «¿Qué signos nos muestras para obrar así?»


Jesús contestó: «Destruid este templo, y en tres días lo levantaré.»


Los judíos replicaron: «Cuarenta y seis años ha costado construir este templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?»


Pero él hablaba del templo de su cuerpo. Y, cuando resucitó de entre los muertos, los discípulos se acordaron de que lo había dicho, y dieron fe a la Escritura y a la palabra que había dicho Jesús.


Mientras estaba en Jerusalén por las fiestas de Pascua, muchos creyeron en su nombre, viendo los signos que hacía; pero Jesús no se confiaba con ellos, porque los conocía a todos y no necesitaba el testimonio de nadie sobre un hombre, porque él sabía lo que hay dentro de cada hombre.




REFLEXIÓN: CAMBIAR DE SENTIDO

Con el sentido cambiado estaban los vendedores en el templo de Jerusalén. Se olvidaron del amor y se pegaron al metal que resuena de las monedas, el negocio y el intercambio.
No encontraremos a Dios donde no está. Él no se dejará encontrar en la corrupción, en aprovechar su Nombre para hacer caja, en lo que suene a cambio y enriquecimiento en provecho propio.
Hoy el Evangelio nos recuerda que el templo de Dios somos cada uno de nosotros. Así que esta escena evangélica se traslada a nuestra propia vida: ¿cómo vivimos?, ¿cómo usamos nuestro tiempo?, ¿en qué invertimos nuestras energías?, ¿qué papel juega Dios en todo ello?…
Estamos aún a tiempo, de cambiar el sentido si no nos hemos enterado todavía de que lo nuestro es amar.


Buenos días y... ¡¡¡ a cambiar el sentido!!!

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