Modo Incertidumbre: ON

Muy buenas,
     Hoy, día en el que comenzamos las ansiadas y más que merecidas vacaciones...
¡BRAVO CHICOS!
     Queremos comenzar a compartir con vosotros algunas cosillas que, de vosotros mismos, nos han ido llegando y que creemos que deben ser compartidas con todos, porque así también lo han querido vuestros/as compañeros/as.
      Hoy os compartimos la carta que os dedica una antigua compañera que hace poquitos años terminó en el colegio, para continuar con su formación universitaria haciendo realidad su vocación.

Buenos días,
¿Cómo estás? Supongo que saturado/a, con alguna discusión sin cerrar con alguien de tu familia. Tal vez estés preocupado/a, con incertidumbre sobre qué va a pasar ahora… ¿Hasta cuándo tendremos que ir al colegio? ¿Y ahora qué pasará con los exámenes? ¿Tendremos vacaciones? 
Si te sirve de consuelo, yo estoy igual. Todos estamos igual. Modo incertidumbre: ON
Lo primero de todo, me presento. Me llamo Teresa y estuve hace unos años en vuestro colegio. Ya he acabado la carrera y ahora estoy trabajando junto con la gente que más lo necesita en el hospital.  
Desde que se estableció el estado de alarma, empecé a hacerme un montón de preguntas, y al final, todas desembocaban en una: ¿Dónde está Dios en todo esto? Sabemos que Dios siempre nos acompaña y obviamente no vamos a decir que Él tiene la culpa de esta situación (por dios, no pensemos como en el siglo XIII), así que en algún sitio tiene que estar. Y tras mucho reflexionar me he dado cuenta de que Él está justo en tu incertidumbre. Es decir, (no quiero que suene grandioso ni pomposo) Dios te acompaña en todas tus dudas y te dice que confíes en Él, que al final las cosas saldrán bien (¡OJO! Que las cosas salgan bien no significa que salgan como tú esperas que salgan o como tenías planeadas...).
Yo, por la situación que estoy viviendo ahora, te lo voy a confesar: tengo miedo. ¡YO NO PLANEABA ESTA SITUACIÓN! ¿Yo en una UCI? ¡EN LA VIDA SE ME HUBIERA OCURRIDO TRABAJAR AHÍ! Pero allí estoy. Y sé que, cada día que entro por esa puerta, Jesús está conmigo, sujetando ese miedo que tengo para que no me haga caer al suelo. Él no me dará sabiduría-eso lo tendré que desarrollar yo repasando todo lo que estudié en la universidad. Él no va a evitar que me equivoque en algo- tendré que ser yo la que ponga cabeza y me concentre en lo que estoy haciendo. Pero Él va a estar siempre ahí.
Y fíjate, yo no soy la primera persona que ha sentido esto (ella, que se cree importante). Seguro que le conoces. Es un sacerdote que vivió en Italia e hizo mucho por los jóvenes que no tenían una formación y malvivían en sus casas o en la calle: Juan Bosco. ¡No sé si sabes que a él también le tocó vivir una epidemia! Pero esta vez era de cólera. En esa época, el cólera se llevó por delante a muchísima gente en Italia y Don Bosco, como es normal, se encargó de que sus muchachos no tuvieran la enfermedad. ¿Y qué piensas que les dijo que hicieran? (aparte de lavarse las manos y tener mucho cuidado con las comidas y el agua)? ¡QUE REZARAN A LA VIRGEN! ¿Y qué crees que pasó al final…? Pues que ninguno de sus muchachos cayó enfermo. 
Seguramente Don Bosco estuviera muy preocupado por la situación que azotaba al país, pero él quería tanto a sus muchachos que les enseñó lo mejor que sabía hacer: confiar en Dios. Don Bosco tuvo muchos impedimentos, al principio, para crear el Oratorio y la congregación salesiana. Había mucha gente que iba en contra de él (por ser cura, nada nuevo) y siempre confió en María Auxiliadora, porque sabía que todo iba a salir bien (como te he dicho al principio).
Te invito a que en estos días, si en algún momento te vuelve el pensamiento de incertidumbre, mires la imagen de María Auxiliadora y solamente le pidas que te ayude a confiar en Dios, porque ahora mismo, nadie tiene asegurado nada y, si algo nos está enseñando el Coronavirus…, es que somos un poco egocéntricos, ¿no? (yo incluida).
¡Muchas gracias por leerme hasta aquí! Espero que mis palabras te sirvan de algo, aunque sea para pensar en tu vida y en qué o en quiénes confías en el día a día.
Un choque de codos bien fuerte.
Teresa Ramos.

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