Martes 9 de Mayo - La Valponasca

     Seguro que lo de la Valponasca nos suena; sí esa casita en medio del campo, con una ventana muy famosa, en la que vivió Maín de adolescente.

     La casa pertenecía al marqués Jorge Doria, que se la había alquilado al abuelo paterno de María Mazzarello”. Como las 3 familias que vivían en la casa de Maín en I Mazzarelli ya eran muchos;  en 1850, José y Magdalena con sus hijos se trasladan a la Valponasca (el abuelo ya había muerto pero la familia seguía con el alquiler). Fue hacia 1850. Maín tiene 13 años.

    
     En esta casa María Mazzarello vive los años de la adolescencia y de la juventud. Era una muchacha como tantas; llena de energía, vivaz, inteligente. Aquí en la Valponasca, el ritmo de su vida se modificó. Hasta el momento había sido el brazo derecho de su madre; ahora que su hermanita Felicina se había hecho mayor, ella podía seguir a su padre en el campo.

     Trabajo y oración sostenían su juventud. Ella siente que es muy fuerte para trabajar el campo, sigue ayudando a su madre, quiere ser la primera, pero le ayuda en su vida de fe Don Pestarino, el párroco y Maín descubre que Jesús es un buen amigo que le propone ayudar sin buscar reconocimientos, sin esperar el aplauso y las alabanzas de los demás, ser menos presumida y más sincera.

     María iba todas las mañanas a la misa, pero por la tarde no podía regresar al pueblo; ¿cómo rezar con los que estaban en la parroquia? Desde la ventana de su cuarto se ve la Iglesia; desde allí se une al grupo que reza en el pueblo. Cuando sus padres lo descubren,  deciden que toda la familia se reúna allí para la oración de la tarde.

     Maín vivió en la Valponasca hasta 1858. La familia regresa de trabajar y ve como unos ladrones les han exaltado y se han llevado todos sus ahorros… El padre entonces decide comprar una casa en Mornese. Maín tiene 21 años.

Y tú; ¿estás descubriendo ya la importancia del trabajo y de la exigencia? ¿Eres capaz de tomártelo en serio?
¿Y rezas? Te invitamos a que en este mes de mayo, busques un espacio en casa para dedicar unos minutos cada día a la oración. ¿Te animas a buscar también tu “ventana de la Valponasca” particular?
También puedes pasar unos minutos por la capilla del cole, al salir de clase, en el recreo… ¡Cómo le hubiera gustado a Maín tener tan a mano una capilla! Por eso, ella quiso que en sus colegios, hubiera este espacio, siempre accesible a todos los alumnos.


¡Vamos a dar un  paseo por  la Valponasca!


Buenos días elaborados por Conchi Muñoz

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