Martes 28 de octubre - Las estrellas que siguen briillando

 Buenos días a todos.

Hoy quiero invitaros a comenzar el día de una forma diferente: recordando a las personas que ya no están entre nosotros, pero que de alguna manera siguen presentes en nuestra vida.

Todos, en algún momento, hemos perdido a alguien: un abuelo, una abuela, un familiar, un amigo, alguien a quien queríamos mucho. Cuando eso ocurre, sentimos tristeza, porque los echamos de menos… pero también podemos sentir agradecimiento. Agradecimiento por todo lo que compartimos con ellos, por los momentos bonitos, por lo que aprendimos a su lado.

En la fe cristiana creemos que la muerte no es el final, sino un paso hacia una vida nueva.
Jesús nos dijo: “Yo soy la resurrección y la vida; quien cree en mí, aunque haya muerto, vivirá.”
Eso nos llena de esperanza: creer que aquellos a quienes amamos no han desaparecido, sino que viven de otra manera, más cerca de Dios, más libres, más en paz.

Para recordarlos hoy piensa en una persona y a modo de recuerdo puedes dibujar una estrella en tu agenda, en un cuaderno, o en tu mano.

Vamos a pensar en esto durante un minuto y dibuja tu estrella. Antes de hacer el dibujo sin pensar cierra los ojos unos segundos y piensa en esa persona.

Pensad qué os enseñó, qué os hizo sentir, qué le diríais si la tuvierais delante hoy.



Aunque ahora no podamos verla, su luz sigue llegando hasta nosotros.

Porque las estrellas, aunque estén lejos, siguen brillando mucho tiempo después de que las veamos desaparecer del cielo.
Así pasa también con las personas buenas: su amor, su ejemplo, su alegría, siguen iluminando nuestra vida.


Ahora podemos decir en nuestro interior, con fe y serenidad. Leemos todos juntos.

Señor,
gracias por las personas que amamos y que ya están contigo.
Gracias por su vida, por su amor y por su luz.
Haz que nosotros también sepamos ser estrellas para los demás,
que iluminemos con gestos de cariño, de perdón y de esperanza.
Amén.


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