¡Buenos días!
A veces, cuando escuchamos la palabra “misionero”, pensamos en alguien que viaja lejos ayudando a los más necesitados. Pero ser misionero no siempre significa viajar lejos.
También podemos ser misioneros aquí, donde estamos, en el cole, en casa, con los amigos.
Ser misionero es llevar el amor de Dios a los demás con nuestras palabras, gestos y actitudes.
Es sembrar alegría cuando otros están tristes, escuchar a quien nadie escucha, perdonar cuando cuesta, y ayudar sin esperar nada a cambio.
Cada sonrisa, cada palabra amable, cada gesto de servicio… puede ser una pequeña misión que cambia el mundo. ¿Te atreves?
-¿Qué significa para mí ser misionero hoy, en mi entorno?
-¿De qué manera puedo llevar el amor de Dios a los demás en mi día a día?
-¿Hay alguien en mi entorno que necesite una palabra, una sonrisa o mi ayuda esta semana?
-Si Jesús me preguntara hoy: “¿Quieres ser mi misionero?”, ¿qué le respondería?
Rezamos juntos:
“Señor, haz de mí un instrumento de tu amor.
Que donde haya tristeza, ponga alegría;
donde haya odio, ponga amor;
y donde haya indiferencia, ponga esperanza.”
¡Feliz día!
No hay comentarios:
Publicar un comentario