Oración



ORACIÓN


Comenzamos este momento de oración en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.


Los santos han sido siempre ejemplo de vida para todos, porque llevaban formas de vida que en algunos casos podían suponer enfrentarse a los poderosos. Siempre se alejaban del mal para hacer el bien. Siempre hacían la voluntad de Dios para hacer realidad el Reinado de Dios.

San Juan Bosco se ocupó de la juventud pobre necesitada, superando las adversidades que tenía confiando en la Divina Providencia y la ayuda de María Auxiliadora.
San Ignacio de Loyola sufrió un fuerte proceso de conversión tras haber sido soldado y creó la Compañía de Jesús que trabaja en muchos ámbitos por crear un mundo más justo.
San Francisco de Asís dejó una vida de riquezas y se convirtió en pobre para ayudar a los más pobres.
Santo Domingo Savio se preocupaba por sus compañeros de oratorio, superando sus limitaciones para hacer que todos estuvieran alegres.
Santa María Mazzarello se ocupó de las niñas huérfanas y pobres superando muchas adversidades y limitaciones, superándose constantemente para el bien de sus niñas.


Piensa por un momento en la necesidad que tenemos de personas que luchen por la justicia, por la bondad, por la paz, por la libertad. Piensa que Dios también nos pide eso a nosotros. Nosotros estamos llamados a ser Santos.

¿Quieres ser santo?

Piensa por un momento en ello y pídele a Dios que te ayude a superarte cada día.



Vamos a rezar entre todos el siguiente salmo que nos invita a éstas actitudes:

Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los malos,
ni entra por el camino de los pecadores,
ni se sienta en la reunión de los cínicos;
sino que su alegría está en la enseñanza del Señor,
y la medita día y noche. 
Será como un árbol plantado al borde de la acequia:
da fruto a su tiempo y no se marchitan sus hojas;
y todo lo que hace tiene buen fin. 
No así los malos, no así;
serán polvo que se lleva el viento.
En el juicio los malos no se levantarán,
ni los pecadores en la asamblea de los hombres de bien.
Porque el Señor protege el camino de los hombres de bien,
pero el camino de los malos acaba mal. Amén.

María Auxiliadora, madre de la juventud, ruega por nosotros.

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