Martes 3 de marzo. CUARESMA: ILUMINA TU CORAZÓN

  



  Nacía en la copa de un árbol robusto, que había crecido en un suelo arenoso a lo largo de la franja de la costa. Desde mi atalaya disfrutaba de una vista fantástica de cuanto me rodeaba.
Era feliz y me sentía orgulloso de ser un coco…Creía que mi padre era maravilloso, hasta que un día oí que varios transeúntes le maldecían a él y a toda la familia:
-¡Qué calor hace hoy! ¡ si al menos este maldito cocotero nos diera sombra! Odio los cocoteros. Tan rugosos, tan feos y deformes. Sin hojas ni flores, ni siquiera aroma.
Esto me hizo sentirme tan desgraciado que algo cambió dentro de mí. ¿Cómo es que no lo había visto antes? Realmente era feo, casi deforme, me sentía avergonzado y decidí que no dejaría que nadie viera mi fealdad interior…
Al cabo de unas semanas que pasé deprimido, meditando sobre mi desgracia y sin apenas hablar con mis hermanos y hermanas, me vi de repente sorprendido por un impetuoso temporal. Todos éramos sacudidos violentamente y, aterrado, me agarré a mi padre, temiendo ser arrancado del árbol. Pero todo fue inútil. Perdí el control y sentí que era arrojado con vehemencia hacia abajo, cayendo en el oscuro vacío….
De pronto sentí que me levantaban y me agitaban junto al oído de un joven. Su nariz comenzó a olerme y sus labios murmuraban..¡Qué coco tan fresco, dulce y sabroso debes ser! Me alegro de veras de haberte encontrado.
-¡Cómo! ¿Yo fresco y dulce?. Tenía que haber algún error. Ciertamente yo no era más que algo estúpido, deforme, feo e insípido que se contentaba con que le dejaran en paz.
El muchacho comenzó a quitar con cuidado los pelos ásperos y pardos que había hecho crecer a mi alrededor para protegerme, como si deseara no hacerme daño…Sin embargo el muchacho cogía una piedra grande y comenzaba a golpearme con fuerza. Con mayor rapidez y energía cada vez, no dejaba de darme golpes. Gritando de dolor, quería preguntarme qué buscaba y pedirle que parara….
Unos segundos más tarde se escuchó un fuerte chasquido y sentía que me partía en dos. De mis heridas comenzó a rezumar un jugo y, con gran sorpresa, el chico y sus amigos intentaron beberlo. Por sus gestos de satisfacción podía decir que estaba disfrutando. Ellos comentaban lo dulce y fresco que estaba. Mi mayor sorpresa fue cuando, después de separar partes de mi corteza, arrancaron algo de mi interior. ¡Era inmaculado! ¡Mi interior era hermoso y evidentemente disfrutaban comiéndolo. ¡La gente me quiere!, exclamé. No soy feo ni inútil..¡¡Qué satisfacción proporcionar placer a personas que han hecho que al fin creyera en mí mismo!-


¿Nos evoca la historia del coco algo de nuestra vida?....Intentemos describir alguna situación para la cual tenga enseñanza este cuento….

Ejercicio para mejorar la autoestima:   Video de Jesús Tobón



(Buenos días realizados por: Encarnita Martínez)

No hay comentarios:

Publicar un comentario