Jueves 10 de Marzo - Un j¡Juego Fácil

¡Buenos días!

¿Qué tal chicos? ¿Cómo van esas recuperaciones? Venga va, que solo es una semana intensa de estudio pero todo lo que supone un gran esfuerzo cuando se consigue, ¡sabe mejor!

Lo sé. Sé que ahora todo está lleno de tentaciones. Nos apetece disfrutar de las tardes (todos nos hemos dado cuenta que duran más), el sol y la luz nos anima a salir a la calle para ver a los amigos, se acercan las vacaciones, estamos cansados… pero, atentos, ¡que nos está tentando el diablo! Os recuerdo que estábamos conociendo las tentaciones de Jesús en el desierto.

Algunos seguimos todavía en el intento de ponernos a dieta, ir al gimnasio… pero enero queda lejos y los propósitos del año nuevo también. Lo que no pasa ni caduca son las buenas intenciones que tengamos dentro de nosotros mismos. Muchas veces buscamos la felicidad lejos de donde realmente está. Si os preguntáramos cosas como: ¿qué necesitarías para ser feliz?, ¿qué deseo pedirías?, ¿cuál sería tu sueño ideal?... Apuesto que muchos diríais respuestas tan típicas como: “no tener que trabajar”, “tener una casa enorme, con jardín y vistas al mar”, “ser futbolista, actor o cantante famoso”, “poder jugar a la consola todo el tiempo que quiera”, “tener todo el dinero del mundo” o “tener una lámpara mágica que me lo cumpla todo”. ¿Me he equivocado? Bien… os invito a que prestéis atención a este vídeo lleno de tentaciones:


¿Tú cómo juegas tus cartas? ¿Haces trampas para conseguir el objetivo? ¿Eres fiel a las reglas del juego? ¿Cambias las normas? No importa lo que has hecho hasta ahora. Importa lo que hagas a partir de este momento. Has tenido la oportunidad de pensar, confesar y que te sean perdonados tus errores. La Cuaresma sigue y también las “buenas tentaciones”. Y si nos cuesta superar las malas, pensad una cosa y es que cada vez que las podamos vencer, habremos ganado porque habrás superado un reto, aprendido, crecido… ¡a ser mucho, mucho, mejor!

Acabamos haciendo una oración entre todos. Para eso no necesitamos mucho. Vamos a nombrar en voz alta (o al menos lo pensamos) aquellas tentaciones que queremos vencer. Podemos decir frases cortas, sencillas, (sin complicarnos), para pedir a Dios que nos de la fuerza necesaria que tuvo Jesús para vencerlas en el desierto. Decimos algo como…

“Señor, te pido que me ayudes a… (por ejemplo) ser más paciente con mi hermano”

¡Buen día a todos!

Buenos Días elaborados por Isabel Mota

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