Miércoles 4 de abril - Discípulos de Emaús

La lectura del evangelio de hoy es la de los discípulos de Emaús. Se narra como dos discípulos se encuentran con un hombre mientras volvían de Jerusalén a Emaús. Pasan un rato del camino con el hombre hablándole de lo que había pasado con Jesús y al final en la cena lo reconocen como el propio Jesús cuando parte el pan. El evangelio dice que desaparece una vez le reconocen... Otro suceso incomprensible... ¿cómo es posible que no le reconocieran? ¿cómo es posible que desaparezca?... El caso es que unos discípulos que se iban tristes y abatidos se encuentran con Jesús y vuelven a Jerusalén a contar a los demás su experiencia.




El encuentro con Jesús, el encuentro con Dios al fin y al cabo, de una u otra forma, lleva a coger fuerzas para afrontar la vida con una esperanza nueva.

Aquí pongo una oración de Teilhard de Chardin, un sacerdote jesuita:

¡Te necesito, Señor!,
porque sin Ti mi vida se seca.
Quiero encontrarte en la oración,
en tu presencia inconfundible,
durante esos momentos en los que el silencio
se sitúa de frente a mí, ante Ti.

¡Quiero buscarte!
Quiero encontrarte dando vida a la naturaleza que Tú has creado;
en la transparencia del horizonte lejano desde un cerro,
y en la profundidad de un bosque
que protege con sus hojas los latidos escondidos
de todos sus inquilinos.

¡Necesito sentirte alrededor!
Quiero encontrarte en tus sacramentos,
En el reencuentro con tu perdón,
en la escucha de tu palabra,
en el misterio de tu cotidiana entrega radical. 
¡Necesito sentirte dentro!
Quiero encontrarte en el rostro de los hombres y mujeres,
en la convivencia con mis hermanos;
en la necesidad del pobre
y en el amor de mis amigos;
en la sonrisa de un niño
y en el ruido de la muchedumbre. 

¡Tengo que verte!
Quiero encontrarte en la pobreza de mi ser,
en las capacidades que me has dado,
en los deseos y sentimientos que fluyen en mí,
en mi trabajo y mi descanso
y, un día, en la debilidad de mi vida,
cuando me acerque a las puertas del encuentro cara a cara contigo.

Que en este tiempo de Pascua, seamos capaces de buscar y encontrarnos con Jesús, para transformar plenamente nuestra vida.

Buena Pascua.

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