Viernes 6 de abril - Incrédulos

Lectura del evangelio del domingo:


Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos.
Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: «Paz a vosotros.»
Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegria al ver al Señor.
Jesús repitió: «Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo.»
Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.»
Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús.
Y los otros discípulos le decían: «Hemos visto al Señor.»
Pero él les contestó: «Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo.»
A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos.
Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo: «Paz a vosotros.»
Luego dijo a Tomás: «Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.»
Contestó Tomás: «¡Señor mío y Dios mío!»
Jesús le dijo: «¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto.»
Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Éstos se han escrito para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre.

Tomás no se lo creía. Obviamente, cuesta creer. Pero no se fiaba de los que se lo contaban, era un gran incrédulo. No solamente es ser incrédulo para creer o no en la resurrección de Jesús, sino para muchas otras cosas de la vida. No creemos a nuestros padres o profesores cuando nos dan recomendaciones, no creemos a nuestros amigos cuando nos aconsejan cosas, no creemos...

Pues Jesús nos deja un mensaje bien clarito:


FELICES LOS QUE CREEN SIN HABER VISTO


Esta imagen de Fano nos da su interpretación de la lectura. Y muestra a Jesús guiando a la Iglesia por la cuerda floja, sabiendo que las manos de Dios siempre están debajo para sujetarla. Así que fiémonos un poco de Dios, fiémonos de lo que nos dice Jesús. Arriesguémonos a seguir su evangelio, a ser felices amando como Él lo hizo, hasta el extremo, sin esperar nada a cambio, buscando hacer felices a los otros. Fíate de Jesús, síguele. ¿A qué esperas para ser feliz?.






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