¡Buenos
días!
Hoy
nos toca ver qué relación tiene Don Bosco con María Auxiliadora.
En
1860 la Santísima Virgen se aparece a San Juan Bosco y le dice que
quiere ser honrada con el título de "Auxiliadora", y le
señala el sitio para que le construya en Turín, Italia, un templo.
Empezó
la obra del templo con sus tres monedas de veinte centavos cada una,
pero fueron tantos y tan grande los milagros que María Auxiliadora
empezó a obtener a favor de sus devotos, que en sólo cuatro años
estuvo terminada la Gran Basílica. El Santo solía decir: "
Cada ladrillo de este templo
corresponde a un milagro de la Santísima Virgen", desde aquel
Santuario comienza a extenderse por el mundo la devoción a María
bajo el título de Auxiliadora de los Cristianos”.
Pero
sin duda fue San Juan Bosco, el santo de María Auxiliadora, con el
que esta advocación mariana encontró el mejor paladín y trampolín
para el desarrollo y popularidad, "No
he sido yo, ha sido la Virgen Auxiliadora quien te ha salvado"...
"Cada ladrillo de esta iglesia - se refería a la gran Basílica
que en su obsequio empezó el 1863 - es una gracia de la Virgen
María"...
Pero
será exactamente en 1862, en plena madurez de Don Bosco, cuando éste
hace la opción mariana definitiva: Auxiliadora. "La
Virgen quiere que la honremos con el título de Auxiliadora: los
tiempos que corren son tan aciagos que tenemos necesidad de que la
Virgen nos ayude a conservar y a defender la fe cristiana".
Desde
esa fecha el título de Auxiliadora aparece en la vida de Don Bosco y
en su obra como "central y sintetizador". La Auxiliadora es
la visión propia que Don Bosco tiene de María. La lectura
evangélica que hace de María, la experiencia de su propia vida y la
de sus jóvenes salesianos, y su experiencia eclesial le hacer
percibir a María como "Auxiliadora del Pueblo de Dios".
¡María
Auxiliadora de los cristianos!
¡Que
tengamos buenos días!
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