Jueves 15 de enero. Los primeros pasos de D Bosco


Buenos días a todos

Ayer comenzamos la celebración del Bicentenario del nacimiento de D Bosco. Es interesante conocer el contexto social donde vivió Don Bosco. Una sociedad en transformación en la que unos pocos vivían bien y el resto sobrevivía. Había muchos problemas. Don Bosco se fijó en las dificultades que tenían los jóvenes y quiso cambiar las cosas.

Después de una infancia difícil, teniendo que ir a estudiar caminando varios kilómetros, Juan Bosco decide hacerse sacerdote. Quiere dedicarse a trabajar por los demás. Ya cura, se marcha a Turín, la capital industrial de Italia en aquel momento (1841). Allí se encuentra con una realidad que marcará toda su acción.

Invitamos a dos alumnos a que hagan uno de entrevistador (E) y otro de D. Bosco (DB)

Mis primeros pasos

E - Te haces cura y te  marchas a Turín.

DB - Sí, encontré una ciudad en ebullición. Era la capital política del reino del Piamonte. Se estaba fraguando la unidad italiana, y la ciudad cambiaba su rostro. Yo no conocía más que la pobreza del campo, pero ahora, quedé turbado e interpelado, al dar una vuelta por las calles de la ciudad.
En los suburbios fermentaban la revolución y tantos otros géneros de amargura. Los adolescentes vagabundeaban por las calles, sin trabajo alguno, hundidos y tristes. Con notable estupor descubrí, junto al gran mercado, otro podrido mercado de brazos juveniles. Salía por la ciudad y contemplaba grupos de chicos trepar por los andamios de los albañiles, buscar con desesperación una plaza de mozo en una tienda, vagar sin rumbo fijo, anunciándose como deshollinadores o afiladores. Me acercaba a ellos. Pero éstos siempre se alejaban retadores y desconfiados. Yo quería rebelarme contra todo eso, había que hacer algo por todos esos jóvenes.

E - Parece que te impresionaron mucho las cárceles.

DB - De verdad, me horroricé. Contemplar cantidad de chicos de 12 a 18 años, sanos y robustos, en aquellas cárceles, no me dejaba tranquilo. Notaba su rabia y desazón en mi alma. Fui capellán de la cárcel. Y veía cómo esos jóvenes no tenían a nadie cuando salían de prisión. Les faltaba un amigo. Así que comencé a trabajar con ellos, organizaba juegos, excursiones, procuraba atenderlos como mejor podía.

E - ¿Excursiones con los presos? ¿Hace un siglo?

DB - ¡Sí! No sabes las sorpresas que pueden darte los jóvenes. Mira, te cuento. Sucedió en 1855. Pedí un permiso especial para llevar a todos los presos de una cárcel de Turín de excursión a las afueras de la ciudad. Tuve que hablar hasta con el ministro. Y no fue fácil conseguirlo. Cuando se lo comuniqué a los presos estallaron de alegría. Pero a mí, no me llegaba la sotana al cuerpo.

E - ¿Se hizo la excursión? ¿Se escapó alguno?

DB - ¡Qué va! Eso fue lo más maravilloso.  Les dije a los presos que había dado mi palabra de honor al ministro de que ninguno se escaparía. Es más, pedí que no fuera ningún policía ni funcionarios de la cárcel. Así que dije a los presos que ellos tenían que responder; yo había hecho mi parte. Si alguno se escapaba no me dejarían entrar más en la prisión. Los presos me dieron su palabra. Salí con 300 por la mañana, y con 300 volví por la noche. Ellos sentían que yo les quería, y no quisieron fallarme.

Reflexión:

A D. Bosco “no le llegaba la sotana al cuerpo” pero sabía que el amor y la fe hacen posible lo que parece imposible.

Oración:
Señor, te damos gracias por las personas como San Juan Bosco.
Le diste un corazón lleno de amor y tan dilatado como las orillas de los mares.
Haz que, con su ayuda, podamos descubrirte a Ti como Dios de Amor,
que estás presente entre nosotros
como origen, fuente y meta de todas nuestras actividades


María Auxiliadora de los Cristianos, ruega por nosotros.

Fuente:http://www.conoceadonbosco.com

www.conoceadonbosco.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario