Jueves 28 de mayo. Tú también puedes ser luz...



Era un hombre que una noche caminaba por las oscuras calles de su pueblo llevando una lámpara de aceite encendida. La ciudad era muy oscura en las noches sin luna como aquella. En un determinado momento, se encuentra con un amigo. El amigo lo mira y de pronto lo reconoce. Se da cuenta de que es Vicente, el ciego del pueblo. Entonces, le dice:
“¿Qué haces Vicente, tú que eres ciego, con una lámpara en la mano? ¡Si tú no ves!”.
Entonces el ciego le responde:

“Yo no llevo la lámpara para ver mi camino. Conozco las calles de memoria. Llevo la luz para que otros encuentren su camino cuando me vean a mí. No solo es importante la luz que me sirve a mí, sino también la que yo uso para que otros puedan también servirse de ella”.

Ayúdame, Señor, a ser luz para los demás. 
A que mis ojos puedan ser los tuyos. 
A que mi abrazo transmita tu fuerza. 
A que mi sonrisa te acerque a los otros. 
A que mis manos lleven tus caricias. 
A que mis pies abran caminos hacia Ti. 
A que mi presencia deje entrever, 
aunque sólo sea por un rato, 
la parte de mi vida que Tú habitas. 
Ayúdame, Señor, 
a ser luz para los demás. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario