Viernes 29 de mayo. Somos luz.

Ya estamos terminando la semana en la que hemos tenido entre nosotros la antorcha del Bicentenario. Desde aquí tendremos que pasarla a otro colegio, en este caso, el de Aravaca, para que allí también descubran y vivan lo que significa ser luz como lo fue Don Bosco.

Si podemos ser luz para otros, y si eso nos puede hacer felices, es porque cada uno de nosotros, en lo más profundo, es luz. Lo importante es no apagarla, y no ocultarla... Esta canción nos insiste en ello. Fíjate en la letra...

Oscuridad se despide hoy ya viene el sol(sol, sol) 
Clarito de luna va casi sin voz, (sol sol) 
una llamita que quemara no se apagara (sol,sol) 
Me guiña el ojo, me dice vien y yo alla voy 
somos luz, somos luz, somos... ( la oscuridad se despide hoy) 
somos luz, somos luz, somos... (somos luz...) 
somos luz, somos luz, somos... (y ahi en el sol) 
somos luz, somos luz, somos... (somos oye) 
La claridad me dice ya voy. La sombra me mató mi voz, sin ella estoy muda, se enfria, se enfria, se enfria el calor 
Necesito el sol para cantar, necesito el sol para cantar, me dice ven 
Somos luz, somos luz, somos... (la oscuridad se despide hoy) 
somos luz, somos, luz, somos... (somos luz) 
somos luz, somos luz, somos... (aki en el sol) 
somos luz,somos luz,somos somos oye 
Se despide hoy, se despide hoy como la Luz no pienses tomalalala y vences, tomala y vences (x2) 
tomalalaaa tomalalaa la luz, tomalalalala tu luz 
somos luz, somos luz, somos... (somos luz) 
somos luz, somos luz, somos... 
somos luz, somos luz, somos...


Para terminar la semana, una historia que nos invita a mirar la luz que hay en los demás...

Había una vez un niño pequeño que quería conocer a Dios. Sabía que había que hacer un largo viaje hasta donde Dios vivía, por lo que preparó una mochila con panecillos y un puñado de zumos de fruta y emprendió ilusionado el camino. Cuando había recorrido casi tres manzanas, se encontró con una viejecita que estaba sentada en el parque observando las palomas. El niño se sentó junto a ella y abrió su mochila. Estaba a punto de beberse un zumo, cuando se dio cuenta de que la viejecita parecía hambrienta. Entonces le ofreció un panecillo. Ella lo aceptó muy agradecida. Su sonrisa era tan bella que el niño quiso verla otra vez. Le ofreció entonces un zumo. Y de nuevo ella volvió a mostrar su hermosa sonrisa. El niño estaba encantado. 

Ambos se quedaron allí toda la tarde comiendo y sonriendo, pero ninguno de los dos dijo palabra alguna. Cuando empezó a oscurecer, el niño estaba cansado y se levantó para irse a su casa. Antes de haber dado unos pocos pasos, se dio la vuelta, corrió hacia la viejecita y le dio un abrazo. Ella le obsequió con su mayor y más hermosa sonrisa. Cuando el niño abrió la puerta de su casa, su madre, sorprendida por la felicidad que mostraba, le preguntó por la causa. Él le contestó: - He comido con Dios. ¿Y sabes qué? ¡Ella tiene la más hermosa sonrisa que he visto en mi vida!. Mientras tanto, la viejecita, también muy feliz, regresó a su casa. Su hijo, asombrado por la paz que irradiaba su rostro, le preguntó: - Madre, ¿qué hiciste hoy que te ha hecho tan feliz? Ella contestó: -Comí panecillos en el parque con Dios. ¿Y sabes qué? Es más joven de lo que esperaba… 

María, Auxiliadora de los cristianos...

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